Entrevista a Thomas Kampe
Entrevista a Thomas Kampe por Daniela Fontaine
Durante la segunda visita de Thomas Kampe a Obrador de Moviments, nuestra colega Daniela Fontaine tuvo la oportunidad de realizar la siguiente entrevista que queremos compartir en nuestra web para profundizar en distintas aplicaciones del Método Feldenkrais y de nuestra propuesta creativa ¡Esperamos que la disfrutéis!
En palabras del mismo Thomas Kampe «El trabajo de mi taller, El arte de hacer elecciones, encaja muy bien con el espíritu de Obrador de Moviments, donde se trabaja con un enfoque somático, creativo, holístico y humanista, y donde se propone el movimiento como un recurso creativo para el Ser”
Thomas, porqué «El arte de hacer elecciones» ¿de dónde viene el nombre y su enfoque?
El nombre proviene del libro «El arte de hacer danzas» escrito en 1959, por la famosa coreógrafa y bailarina Doris Humphrey, fue el primer libro sobre procesos coreográficos, lo que significa ser un coreógrafo y el rol de la coreografía en la sociedad occidental moderna. Realicé mi investigación de doctorado enfocado en el uso del Método Feldenkrais como un recurso creativo y llamé a mi investigación “El arte de hacer elecciones” porque sentí que el método en sí mismo es un proceso creativo que también utiliza medios coreográficos. Por ejemplo: el movimiento, el embodiment, la sensación, la orientación, la relación con la gravedad, repeticiones, variaciones de espacio y tiempo, estrategias de composición para cambiar o alterar la percepción de nosotros mismos. De esta manera usamos estrategias coreográficas y estrategias micro-coreográficas que nos permiten tomar nuevas decisiones acerca de nosotros mismos y tomar conciencia del proceso de hacer elecciones.
¿Este arte de tomar decisiones genera un proceso coreográfico más horizontal y colectivo?
Trabajo mucho con bailarines no profesionales, personas que solo quieren venir y sentirse mejor. Por lo tanto, no se trata únicamente de crear un producto coreográfico, sino de un proceso estético, sensorial y experiencial. En este proceso utilizamos estrategias creativas que nos hacen sentir más capacitados, generando más opciones sobre cómo queremos comprometernos con el mundo exterior. De esto se trata cuando unimos el Método Feldenkrais con prácticas creativas.
También se puede aplicar este método en el proceso de creación de una coreografía o una performance. He realizado bastantes proyectos de investigación en torno al proceso coreográfico y, en primer lugar, creo que al llevar el Método Feldenkrais a un proceso de entreno y ensayo, los participantes vuelven a su propia “agencia” es decir a su capacidad para tomar decisiones desde su interior. Esto se plantea constantemente en el método al preguntar a los participantes ¿Cómo puedes hacerlo de esta manera? ¿Necesitas hacer todo esto? ¿Podrías hacer menos? ¿Podrías hacer más? ¿Podrías hacerlo de manera diferente? Dentro de este proceso creativo, el bailarín es co-creador, ya que el material emerge a través de la propia exploración. Luego puede haber un facilitador coreográfico o un equipo de personas que pueden negociar este material, reformularlo, configurarlo o restablecer tareas. Pero el bailarín es activado, animado y aceptado como un co-creador.
¿Dirías que al recuperar su “agencia” el bailarín está más comprometido con la sociedad?
Bueno, es muy difícil responder a esto. He investigado un poco sobre cuál es la ética o cuál es la política de lo que hacemos. Y es, en cierto modo, la ética de la autonomía, de la autocreación, de la autopoiesis, hay muchas personas que dicen, en la filosofía francesa moderna, que la autopoiesis es la autocreación, y la relación que surge de ella es la capacidad de hacer. Hacer elecciones de manera sensible y en relación con los demás es la piedra angular de una sociedad democrática. De cierta forma, eso es lo que Feldenkrais proponía cuando hablaba de las sociedades del futuro formadas por individuos conscientes. Frente al constante surgimiento y crecimiento de las sociedades totalitarias e hiper mediatizadas, me pregunto si estamos cercanos a ese camino y si nuestro mundo se está desarrollando hacia esa dirección. Lo dudo mucho, dudo que haya un desarrollo evolutivo lineal hacia un ser humano más desarrollado como Feldenkrais había previsto. Creo que en realidad se necesita educación. Cada sociedad necesita una educación que permita desafíos y forme a personas críticas, sensibles y comunicativas que puedan participar de un proceso cultural, político y social. Esto, debo confesar, no lo veo como algo que esté sucediendo a gran escala.
El Método Feldenkrais se trata de escuchar, de no saber, de estar atento a los procesos que emergen. Yo entro al estudio y no sé qué estoy haciendo, podría tener algunas ideas pero no tengo un libro al lado donde tengo mis ejercicios anotados paso a paso. Claro que planeo algunos ejercicios, pero quizás entro en la sala y me doy cuenta de que eso ya lo puedo tirar por la ventana porque no me servirá. Necesito establecer un ambiente en el que el grupo también pueda responder de manera generosa y constructiva para mí y para los demás, veo quién está en la sala y respondo de manera fluida y generosa a lo que necesita el grupo. Entonces es una facilitación psicosocial, y como facilitador de grupo intento abrir un espacio para la negociación y el descubrimiento, también para las crisis y para la comunicación.
¿Qué tiene que ver el Método Feldenkrais con esta facilitación?
Practico las cosas que propongo en mis talleres, por las mañanas no me levanto sin hacer algo de Feldenkrais para sentirme mejor. También he facilitado procesos (como el que compartí en Obrador de Moviments) desde hace 40 años. He desarrollado la capacidad de observar, escuchar, diferenciar, permanecer abierto, no tener las respuestas de inmediato. He enseñado y trabajado en muchos contextos diferentes, hubo procesos en los que necesitaba ser muy rápido, agudo y descriptivo y debía tener las respuestas muy rápido, asimismo he trabajado en contextos donde no es muy bueno tener las respuestas, donde solo necesito contener. Así, al tener un repertorio de roles que puedo interpretar como pedagogo, creo que puedo comenzar a usarlos como una paleta de color para diseñar un proceso. Entonces, miro lo que hay y lo realzo, también veo lo que falta y propongo nuevas cosas, introduzco cada vez más elementos dentro de un sistema complejo.
Dentro de este proceso, ¿cuál es el rol de la voz en el Método Feldenkrais?
Hay dos formas de facilitar el Método Feldenkrais. Uno es por medio del sistema ATM (Auto Conciencia a través del Movimiento) que son clases grupales. Ahí es donde el profesional del Método Feldenkrais habla, hace preguntas y tiene una serie de prácticas para proponer, que son como micro-coreografías. La facilitación es completamente a través de instrucciones verbales.
Feldenkrais menciona que el propósito de esto es, por un lado, dar tiempo para que el individuo encuentre sus propias soluciones, que no haya referencias visuales, hacer que el proceso pase por la escucha y luego, la traducción de esta lógica de palabras en una o varias sensaciones y movimientos.
Entre cada ejercicio hay pausas, momentos de reflexión y de observación de las diferencias, para así abrir paso a un proceso de investigación y de aprendizaje basado en la experiencia. Hacemos muchas preguntas, en las que algunas veces no necesitamos las respuestas, sino que en realidad estamos alentando al participante a la curiosidad y al auto cuestionamiento. Las preguntas muchas veces son: ¿Qué pasa si…? ¿Qué pasa cuándo…? ¿Cuales son las consecuencias de esto? De esta forma, guiamos al aprendiz hacia diferentes posibilidades, a que preste atención a las causalidades y a observar las cualidades de los cambios en sí mismo.
Preguntamos sobre relaciones intraorgánicas, como por ejemplo ¿Cuál es la relación entre las rodillas, las caderas y las costillas? Y luego hacemos preguntas que tienen que ver con afinar la capacidad de hacer y sentir, ¿puedes sentir que esto está sucediendo mientras estás haciendo esto? Entonces, el participante conecta sus sensaciones con sus acciones, relaciona el hacer con el sentir. Esto en general está muy desconectado en la población, la cuestión sensorial se coloniza, se civiliza, con el Método Feldenkrais traemos la sensibilidad de vuelta.
En tus escritos hablas sobre el Método Feldenkrais como un proceso emancipador. ¿Dirías que esta reconexión entre sensación y acción tiene que ver con esto?
Totalmente, hay muchos elementos para mí en este método que son potencialmente emancipadores.
La gran tragedia de este método y de todos los métodos que vienen de esta ola emancipadora, es el enfoque neoliberal estadounidense que anuncia el Feldenkrais como eslogan para “Liberar los hombros, caderas móviles, columnas largas, el método que te hará esquiar mejor o correr con facilidad”. Cuando en verdad, hay todo un movimiento que se desarrolla a principios del siglo XX con las pedagogías humanistas emancipatorias. Dentro de estas lideran la gimnasia de Bess Mensendieck y de Elsa Gindler, con quienes Feldenkrais practicó y de quienes retoma ejercicios. Ambas proponen prácticas somáticas y de auto percepción como una rebelión contra el sistema patriarcal capitalista y opresivo.
Estos métodos después se comercializan y se convierten en prácticas centradas en salud y belleza y se vacían de su contenido radical.
En cierto modo lo mismo pasa con el radicalismo del Método Feldenkrais que en la década de 1960 en los EE. UU. se comercializa y se convierte en un método sobre cómo cumplir tus sueños, tener más tranquilidad y pasarlo bien, bajo un enfoque centrado en hacer negocio. Pero se trata de algo más que eso, hay personas que vuelven a su dignidad y a su propia capacidad de elección. Se trata de una reactivación y de potenciar a las personas. Porque la educación tradicional desautoriza e inhabilita o a menudo restringe a nivel corporal.
Otro aspecto muy importante dentro del método, es que se trata de un proceso crítico, a esto Feldenkrais lo llama el comportamiento maduro. El comportamiento maduro se refiere al proceso mediante el cual el adulto reflexiona conscientemente sobre sus patrones de movimiento, y los divide en pequeñas unidades que se ponen en crisis, se critican y se recomponen en un comportamiento que es mejor para el individuo. En el corazón del método está la observación de alguna práctica cotidiana, por ejemplo caminar y fraccionar esto en diferentes partes para así poder cuestionarnos, activar nuestro espíritu crítico y probar diferentes maneras de hacerlo.
Lo que quiero decir con un proceso emancipador, es que les pedimos a las personas que observen las cosas y que no las mantengan como están, que intenten hacer las cosas de manera diferente y sean críticos. En el Método Feldenkrais no hay recetas, no estamos prescribiendo. No nombramos nada, ni etiquetamos y si lo hacemos no es de una manera rígida a la cual el aprendiz se tiene que adecuar, estamos trabajando de manera no correctiva. Por supuesto, a menudo como profesor, sé lo que quiero ver, y eso es en parte porque tengo algunas respuestas en mi cabeza y también porque veo a quienes tengo delante de mí pero trato de hacer cosas sin recetarlas. Trato de encontrar formas de explorar que permitan a las personas descubrirlo. Feldenkrais llama a esto el proceso de inducción, se tiene un punto de partida y luego se explora. De esta exploración las semillas crecen y uno descubre cosas, estos descubrimientos son los resultados, no se tiene que demostrar nada. Feldenkrais usa esta manera socrática de cuestionar y esta forma emergente de trabajar como un método.
La última vez que estuviste en Obrador de Moviments, hablabas de descolonizar el tacto ¿Cuál es el rol del tacto en todo este proceso?
El tacto es una herramienta de aprendizaje muy importante en el método y Feldenkrais usa diferentes metáforas para evitar que sus lecciones tengan enfoques dominantes. Tratamos de trabajar de manera holística. Por lo que usa por ejemplo, la palabra composición e improvisación para describir sus lecciones y habla del proceso de “bailar juntos” para nombrar la forma en que el tacto se organiza con otra persona. De esta forma el tacto se convierte en un proceso poético y en un proceso comunicativo. Ante todo, se trata de aprender a escuchar y a percibir a través de las manos.
Así que el primer paso es usar el tacto de una manera que no le esté imponiendo nada a mi compañero de aprendizaje, por lo tanto no le estoy haciendo algo a esa persona sino que estoy trabajando con esa persona. Este es un principio ético dentro del método. A través de las manos estoy facilitando una nueva posibilidad de movimiento. La tarea para el practicante de Feldenkrais es apoyar a la persona, acompañar y aclarar lo que está sucediendo. Y en este sentido apoyar significa en primer lugar “estar”. Yo estoy allí como una persona que respeta, que tiene un sentido de cuidado por el otro y también que tiene curiosidad. ¿Qué es este movimiento? ¿Cómo hiciste esto?
Necesito aprender a ser claro en mi intención táctil, eso significa que debo desarrollar un contacto con direcciones espaciales claras. Necesito saber qué es tomar algo a la derecha, a la izquierda, llevarlo un poco hacia adentro. Necesito aprender a ser simple y claro en mi propia organización, desde mi centro hasta mis extremidades y debo aprender a sentir e imaginar lo que está sucediendo dentro de la otra persona, cuáles podrían ser las resonancias de lo que estamos haciendo, necesito activar mi intuición.
Entonces, ¿Tienes que experimentar en ti mismo antes de poder tocar a alguien?
Creo que sí, debes de tener un sentido de experiencia propia. Me refiero a que en las lecciones de Autoconciencia a Través del Movimiento (ATM) o en las Integraciones Funcionales (IF), la experiencia propia siempre es la primera. Desde mi propia experiencia, yo entro al aula y sé que doy una buena clase, pero tal vez los primeros 20 años no impartí buenas clases, solo quería enseñar desde el ansia de compartir lo aprendido. Luego con el tiempo progresé. Hoy he impartido una buena clase porque he tenido esta experiencia personal durante 40 años en los que he reflexionado, me he equivocado y he cultivado mi curiosidad. Hablo mucho también sobre la importancia de perder y encontrar. A veces no soy muy bueno, y no tengo ni idea de cómo hacerlo, pero luego lo encuentro de nuevo y confío en eso. Y por eso también trabajo con y desde mi propia vulnerabilidad.
¡Sí! Por supuesto, es fantástico estar aquí, es un espacio líder en Europa para el desarrollo de la práctica creativa del Método Feldenkrais. Hay una tendencia a vincular el Feldenkrais de nuevo con los procesos creativos. Hay muchos escritos y reflexiones al respecto y sé que hay muchos profesionales en todo el mundo que participan de este tipo de procesos. Obrador de Moviments es un lugar clave para ello, para el juego creativo y el desarrollo de ésta práctica humana de una manera emocionante y aventurera.